Fue tan efímero el recorrido
de tus manos sobre mi piel,
tan breves tus besos y caricias
en mi espalda que con tanto amor
me diste aquella vez,
cuando la lluvia mojaba nuestros cuerpos
y las olas azotaban con furia por la pasión
que se desató esa noche.
Así fue como mi alma se aferró a la tuya
y con un fuerte abrazo terminé llorando
entre tus brazos,
unida a tu cuerpo desnudo,
allí no conocimos distancias,
ni clases sociales,
éramos tan solo tú y yo,
cumpliendo nuestro sueño de amor
y ambos nos entregamos al paraíso,
tu olor y el mío fueron uno sólo,
así creando la mejor esencia de amor
mientras observábamos la llegada del alba,
en nuestra playa donde esa vez nos amamos.