lunes, 15 de diciembre de 2014

Hicimos El Amor...


Llueve, la noche es fría, 
yo a la espera de su llegada, 
han sido meses esperando este momento. 
Me siento en el balcón y enciendo un cigarrillo 

mientras me pregunto¿Qué sentiremos al abrazarnos?
¿Será la misma pasión al vernos de frente?.

De pronto alguien toca la puerta, y era él...
-Le dije:- Hola mi amor...
Él al verme sonrió, yo temblaba y no sabía si era
por los nervios o por los deseos que en mi provocó
al verle.
Me dio un beso en la frente y yo me recosté en su pecho
como tantas veces le había dicho que lo haría
al verlo, disfrute del aroma de su piel y mis sentidos
se entregaron a él.

Le di un beso en los labios,
y él cariñosamente acarició mis manos
y dijo: qué linda estás amor,
más de lo que siempre imaginé...

-Yo nerviosa le dije: Amor, que alegría verte
¡Esperaba ansiosa tu llegada!
Mientras me dirigía al balcón.

De pronto sentí una suave caricia sobre mis hombros
y lentamente sus manos bajaron y me estremecí
cuando llegaron a mi espalda baja...
Mis piernas temblaron, mis pezones endurecieron
y poco a poco sus caricias eran más ardientes,
mi vientre ardía por los deseos que provocaba en mi.
Hábilmente me giró y nuestras miradas se cruzaron,
ya no fue necesario hablar pues nuestras caricias
lo harían por los dos...

Suavemente me inclinó sobre el sofá pero estaba nerviosa,
era la primera vez que estaría con él,
con mi amor de lejos...
Sus besos empezaron a invadir mi cuerpo y los nervios
se fueron con sus caricias sobre mi espalda...
Así poco a poco fue bajando hacia mis piernas las cuales
sutilmente las abrió mientras sus manos acariciaban
y rozaban mi intimidad, la cual deseaba ser llena de él.

La fiesta inicio cuando sus labios besaban los míos
y sus manos apretaban mi cadera, era tan tierno,
tan único, tan mío, tan completamente mío,
y yo tan suya...
Sus apasionadas caricias me enloquecieron al punto
que mi cuerpo entró en calor sofocante
y le grite: ¡Házmelo ya!
¡Quiero ser tuya de una buena vez!
Él sonrió y preguntó: ¿Quién es tu rey?
¿Quién es tu hombre?¿Quién es tu dueño?
A lo que exclamé ¡¡Tú eres mi rey, mi hombre,
mi dueño!!



Después de eso nuestros cuerpos temblaban en deseos
y las caricias fueron más intensas, 
y por fin se llegó a mi con movimientos suaves 
y rápidos, conforme gritaba más sus embestidas 
eran más intensas, más fogosas, más ardientes 
y fuertes, pero a mi me encantaban, me excitaban 
aún más al punto de humedecer hasta sus piernas.
Eso le gustaba e incendiaba más su piel, 
pues sus caricias fueron más fuertes, 
mordía mis senos y marcaba mi piel...
me enloqueció cuando hizo eso, al punto de ir 
bajando poco a poco y tomar el mando del momento 
cuando mis labios empezaron a besar su virilidad.



Eso le gustaba y a mi más al ver su rostro de felicidad, 
pero sutilmente cambio las posiciones y fue allí donde 
me perdí en la locura del deseo desenfrenado 
de su pasión, sentía como su lengua exploraba 
dentro de mi, como absorbía todo de mi cuando 
sus manos apretaban mis piernas, 
yo me entregué a ese momento cerrando los ojos, 
cuando su lengua una y otra vez me acariciaba 
de arriba a abajo, llevándome así a la locura total, 
los espasmos llegaron cuando mis piernas temblaron, 
mis pezones endurecieron, mi río se desbordó, 
el calor salía de mi vientre y la intensidad fue más 
cuando me llenó de él y con ese vaivén ambos hicimos erupción 
a un solo gemir, a una sola melodía de placer y excitación. 
Nos amamos, nos entregamos... 
¡Hicimos el amor!

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