sábado, 14 de diciembre de 2013

Volveré....

Esa noche como siempre extrañe tu cuerpo y los deseos eran inmensos, mi amor y deseos siempre han sido  fuego que consume...

Mi cuerpo necesitaba sentir el tuyo unido al mío, nuestra luna es testigo  de todas esas noches donde te hacía mío, cuando mi cuerpo ardía por el anhelo del rocé de tus manos...
Pero aún así, intranquila decidí dormir como de costumbre, añorando tu presencia, que es como un tormento de una llama que arde pero no consume, de una boca sedienta y jamás es saciada, de un cuerpo cansado sin tener reposo alguno...

Pero transcurrieron los minutos y las lágrimas llegaron  a las hendiduras del alma misma, y con ellas el sueño...
De pronto...sentí como unas manos ávidas se deslizan por debajo de las sábanas, mi cuerpo se estremeció y esas manos lentamente fueron abriendo mi entre pierna, acariciando palmo a palmo hasta que llegaron a mi vientre y su boca jugaba en lo más profundo de mi intimidad.... Y yo estaba con la lucha de dos fieras dentro de mi, los principios y mis deseos....

Pero mis ansías sucumbieron a esas manos cuando apretaban mis muslos... En ese lapso mis labios estuvieron sin pronunciar palabra alguna, hasta el momento que le dije:- Ámame a escondidas en lo oculto de esta habitación, y deja en mi cuerpo el sabor de tu piel de lujuria, pero no hubo respuesta alguna, todo era silencio...

Y en un momento sentí como sus manos llegaban de nuevo a mi, pero esta vez sujetaron mis brazos a la cama y sentí temor, pero el morbo en mi era más...
Besaba mis labios con ligeras y leves mordidas,  eso me excitó a más no poder, mis pezones endurecieron, y la humedad en mi aumentaba cada vez más, besaba mi cuello y lentamente bajó hacía mis pechos, lo que apretaba firmemente con sus manos y con sus dientes mordía mis pezones causando dolor, mis pechos estaban calientes, sentía que explotaban, mis deseos llegaron a punto de estallar con ese juego que tenía, mis manos morían de ganas por tocar, pero estaban sujetas y me eran imposible, eso ocasionaba incomodidad en mi, pero el placer era más, porque era algo nuevo...

Estaba aturdida, pero sus manos eran hábiles y sabían hacer muy bien su trabajo...
Y se llegó a mi, con besos y caricias, pero nada ocasiono más placer que sentirlo dentro de mi, qué con ese vaivén me enloquecía, se movía lento, fuerte, sin dejar de besar mis pechos, mi boca....
Cuando de pronto, algo en mi explotó, mis caderas locamente se movían, y mis piernas se abrazaron a su cintura y sin esperar más nada, decidí con ese movimiento que era tiempo de tocar el cielo, mi espalda se arqueó, mis piernas se aferraron aún más a su cadera y el orgasmo final llegó, hasta el punto de enloquecer cuando sentí como me llenaba de él ...

Terminamos abrazados... Y cuando desataba mis brazos, susurro a mi oído, debo irme, la noche se esta besando con el día, pero esta noche volveré....

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